Relato:Un grupo de jóvenes le preguntaron a un anciano lo que era para él la gratitud. Y el les explicó con la siguiente ilustración: “miren muchachos, si en este momento me dan un plato lleno de arena y me dicen que hay partículas de hierro en él, puedo quizá buscarlas con mi vista e incluso con el tacto de mis dedos y no encontrarlas. Pero si tengo un imán y busco con él en el interior de la arena atraeré las casi invisibles partículas de hierro con el poder de su atracción.
El corazón lleno de pecado no es agradecido, al igual que mis dedos, no descubre nada bueno. Pero dejemos que el corazón agradecido pase a lo largo del día y veremos cómo su magnetismo encuentra el hierro. Hallará cada día que en la arena de la vida hay grandes bendiciones del cielo que sólo los corazones agradecidos saben detectar y gozar.”
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