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domingo, 8 de julio de 2012

El secreto de la oración contestada

El secreto de la oración contestada.


Una de las condiciones más fundamentales que no debemos pasar por alto si queremos tener éxito en la oración está registrada en la carta del apóstol Santiago 5:16 “ Por tanto, confesad vuestros pecados unos a otros, y orad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.”

El requisito básico para que haya una fe sincera en la oración, es una conciencia clara.  Las faltas cometidas en secreto deben confesarse solamente a Dios.  Los pecados en que se hallen implicados otros, también deben ser confesados a los que han sido perjudicados.  Una conciencia culpable es una barrera que impide confiar plenamente en Dios, y desvirtuará la oración.

Sin embargo, cuando una falta o un pecado afecta a otro ser humano -lo cual casi siempre ocurre- debe buscarse el perdón del afectado.

RELATO: Un gran líder griego llamado Pericles, poseía un gran amor, paciencia y compasión para con sus compatriotas, y un día un político contrario y muy crítico de su liderazgo determinó seguir a Pericles mientras caminaba desde su casa hasta el Senado y  enfadado le iba gritando toda clase de insultos y amenazas. Cuando regresaba a su casa , la persona que lo insultaba lo estaba esperando  y siguió asi insultándolo y humillándolo por todo el día.Cuando Pericles entraba a las puertas de su casa ya oscuro aquel hombre profirió unas cuantas ofensas más ante la puerta cerrada y empezó a retirarse. Al bajar por la calle, ya en la oscuridad, vio que alguien se le acercaba con una antorcha. asustado preguntó:¿Quién eres?- Soy el siervo de Pericles. El me ha enviado para te ilumine el camino hasta tu casa.
¿Tienes un deseo de amar y perdonar, incluso a tus enemigos?

Está escrito: "La oración del justo es poderosa y eficaz",¿A quienes se refiere el apóstol como justos?

Es "justo" toda aquella persona que no se aferra a un pecado conocido.Por eso David en uno de sus salmos dijo: “ Si en mi corazón hubiese yo mirado ( o practicado) el pecado, el Señor no me habría escuchado:” ; es "justo" todo aquel que mantiene un pleno compañerismo y una activa comunión con Dios.

 La oración no depende del talento, el conocimiento, la jerarquía, la riqueza o el cargo, sino de la relación que el que ora tiene con Dios.

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