Relato: Un matrimonio de buena posición económica había adoptado un
niño. En la escuela sus compañeros le decían: “No te jactes porque usas muy
buena ropa, pues tus padres no son tus padres; ni porque vives en una casa
elegante, pues tus padres…no lo son.” Y así continuaban con sus crueles burlas.
El niño se puso triste, pero les respondió: “Es cierto que ustedes tienen sus
padres naturales, y que yo soy hijo adoptivo; pero ustedes no puedes decir
esto: Un día un matrimonio rico llegó a un orfanatorio a solicitar un niño.
Ellos anduvieron de cuarto en cuarto y
de cuna en cuna buscando uno, y de todos los que había allí, a mí, solamente a
mí me escogieron; yo soy un hijo escogido, selecto; tengo esta satisfacción,
que ustedes no tienen.”
Amigo, así podemos decir los que hemos sido llamados Hijos
de Dios; el Señor del cielo nos escogió, puso su mirada de misericordia en
nosotros. Y somos hijos de un Rey, por Creación y por Redención. Y el nos dice: “Con amor eterno te he amado,
por eso te prolongué mi misericordia.” "No temas, porque yo te redimí. Te
puse nombre, eres mío.”
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