Según nos cuenta Bruce H Wilkinson. Lalo y Lola eran dos ranitas aventureras. Gracias a su capacidad para saltar grandes distancias, les gustaba enfrentar desafíos. Un día, sin embargo, un científico muy listo se las arregló para capturarlas y las llevó al laboratorio. El científico colocó a Lola frente a dos recipientes: uno tenía agua caliente: el otro, agua tibia. Mientras la otra ranita observaba, introdujo a Lola en el recipiente de agua caliente. Inmediatamente Lola salió del agua dando un salto espectacular. Y se perdió del mapa.
Luego el hombre introdujo a Lalo dentro del recipiente con agua tibia. La ranita se sintió de lo más a gusto. Entonces gradualmente el científico comenzó a subir la temperatura del agua. Mientras tanto, Lalo flotaba a placer. “ Esto si es vida” – pensaba-. “La muy tonta de Lola no sabe lo que se está perdiendo”. Así transcurrieron los segundos hasta que el agua alcanzó el punto de ebullición. Entonces Lalo quiso saltar, pero ya era demasiado tarde. Sus patitas quedaron paralizadas.
¿Dónde estuvo la diferencia entre las dos ranitas? Lalo esperó demasiado para escapar. Diríamos que le faltó discernimiento.
Esta palabra se relaciona con el verbo discernir, que significa distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas.
El discernimiento es lo que nos permite ver más allá de las cosas. Lo que nos permite ver a las personas y las situaciones como realmente son y no como aparentan ser.
La capacidad de discernir es una valiosa herramienta. Tan valiosa, que cuando Dios le permitió al rey Salomón pedir lo que quisiera, con mucho acierto él pidió “ Un corazón atento para… distinguir entre lo bueno y lo malo.” Eso es discernimiento en su máxima expresión.
Es el discernimiento lo que vamos a necesitar para distinguir qué lugares y qué clase de actividades son apropiados para nosotros, que personas deberían formar nuestro círculo de amigos y, sobre todo para detectar las artimañas de Satanás.
Por eso el apóstol pidió el discernimiento para sus amigos al decir:
"Ruego, que vuestro amor abunde aún más y más, en ciencia y discernimiento,para que aprobéis lo mejor, que seáis sinceros y sin culpa para el día de Cristo,llenos de los frutos de la justicia, que viene por medio de Jesucristo, a gloria y alabanza de Dios." (Fil 1:9-11)
Si estás bajo la dirección de Dios, si estas progresando hacia adelante y hacia arriba procurando alcanzar nuevas alturas en educación y cosas espirituales, tendras discernimiento para comprender qué se requiere de ti. Tendrás al Espíritu Santo para ayudarte en tus flaquezas... No andarás con vacilación, sino firmemente en el poder y la gracia de Jesucristo.
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