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domingo, 5 de agosto de 2012

Estas a pocos centímetros ...

Se cuenta la historia de un hombre que estaba muy cansado y decidió descansar en las ramas de un árbol. Encontró un buen lugar y tuvo un buen descanso.

Dormía tan a gusto que se le olvidó que estaba en una rama. Pasaron las horas y ya había oscurecido cuando despertó de un salto. Olvidándose que estaba en una rama, comenzó a caer. Mientras caía, su mano abierta agarró una rama, y la apretó fuertemente. Estando colgado allí, escuchó una voz que le decía: " suelta la rama" pero como había tanta oscuridad, él no se atrevió a soltarla. Aquel hombre permaneció colgado hasta el amanecer sólo para descubrir que estaba a pocos centímetros del suelo. Estuvo colgado en aquel árbol toda la noche experimentando un fuerte dolor y un gran cansancio, cuando pudo haberse dejado caer al suelo sin problemas.

Nosotros también a veces nos aferramos al pecado. Nos sentimos cansados y condenados por mucho tiempo. Sin embargo, sólo estamos a " pocos centímetros" del perdón y de experimentar la paz con Dios.

La situación es trágica en la vida humana cuando la persona se halla lejos de Dios. Hay confusión, distorsión, culpa y desesperanza. El hombre está fuera de su elemento. Porque fuimos hechos por Dios para estar en compañía de Dios. El caos se vuelve orden solamente cuando la gente halla su camino a través de Cristo para regresar al íntimo compañerismo con Dios.

La invitación de Jesús es muy clara:Vivamos hoy en paz al confesar y arrepentirnos de nuestros pecados. No debemos permitir que la vergüenza de confesar impida la paz interior y el gozo de ser perdonados. Que Dios nos ayude a tratar con el pecado inmediatamente.

El deseo y la decisión de cambiar de dirección en nuestras relaciones con Dios se llama arrepentimiento. El arrepentimiento es cuando descubrimos, que nos hemos equivocado y decidimos volver al Padre pidiendo perdón.
Te invito a reflexionar en 2 Pedro 3:9  y acepta ésta invitación:“El Señor no demora en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que es paciente con nosotros, porque no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 

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