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sábado, 9 de febrero de 2013

Enciende una luz.

Enciende una luz. Eso fue lo que hicieron los cristianos en Rumania, cuando sus libertades civiles y religiosas fueron suspendidas bajo el régimen de Nicolae Ceausescu. Este impecable dictador estableció un férreo sistema de censura que controlaba incluso lo que se predicaba en los templos.
Bajo estas circunstancias era virtualmente imposible cumplir la misión de la iglesia. Hasta que apareció en el panorama un sencillo pastor con las agallas suficientes para denunciar la opresión que sufría el pueblo rumano. Su nombre: Laszlo Tokes. Bajo su liderazgo, una modesta iglesia, integrada mayormente por ancianos, creció de manera asombrosa hasta alcanzar los 5 mil miembros, !en apenas 2 años!
La reacción del régimen no se hizo esperar. Lo amenazaron. Le prohibieron comprar alimentos, le cortaron la línea telefónica y le dieron una fecha para salir del país.
En el día fijado para la expulsión del pastor Tokes, la policía lo fue a buscar a su iglesia, pero allí se toparon con una muralla humana. Miles de cristianos, tomados de la mano, cantaban: "Somos uno en Cristo". Cuando llegó la noche, una multitud con velas encendidas rodeó la iglesia.
Cuando amaneció, el número de personas había aumentado. Al ver que la situación se les iba de las manos, los policías entraron a la iglesia, pero no encontraron a Tokes. Entonces abrieron fuego contra la multitud. Grave error. La protesta se extendió a otras partes del país. A los pocos días, el sangriento régimen llegara a su fin.
¿Cómo logró Tokes motivar a sus feligreses? Les predicó que cada uno debía brillar para Cristo. Y brillaron. Entre ellos estuvo Daniel Gavra, un joven que perdió una pierna como consecuencia de una bala que lo alcanzó durante la protesta. Cuando su pastor lo fué a visitar al hospital, Daniel simplemente dijo: "No lamento haber perdido la pierna. A fin de cuentas, fui yo quien encendió la primavera vela esa noche".

Y tu ¿brillarás hoy para Cristo?

PRINCIPIO:
 "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder". Mateo 5:14

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