Un famoso explorador francés cierta vez notó algo extraño en la selva del Congo donde se encontraba. Al salir de su tienda cada mañana encontraba leña dispuesta para encender la hoguera. como no pensaba que esos montoncitos de leña habían sido preparados por los miembros de su grupo, le preguntó al guía quién había hecho eso.
El guía contestó: "Los chimpancés dispusieron la leña en montoncitos. Viven en los árboles que rodean el campamento y nos observan constantemente. Nos vieron arreglar la leña para encender una hoguera. Cuando salimos del campamento, ellos descienden de los árboles, buscan leña, colocan las ramas delgadas abajo y las gruesas encima. Hacen todo perfectamente, pero no tienen fuego."
Necesitamos la llama del Espíritu Santo en nuestra vida cristiana. la Biblia compara el Espíritu Santo con el fuego.
El fuego es un símbolo adecuado del Espíritu Santo, porque sabemos que es luz y que su influencia purifica y se extiende rápidamente.El fuego del Espíritu Santo consume lo malo que hay en nuestra vida: orgullo, indiferencia espiritual, las dudas que debilitan nuestra fe, la hostilidad, la mentira, las palabras profanas y cualquier otro defecto que podamos tener.
PROMESA:
"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el
Espíritu
Santo a los que
se lo pidan?" (Lucas 11: 13).
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