Carolina, de trece años, vivía en la ciudad de Nueva York junto con sus padres. Cierto día, mientras caminaba hacia su casa desde la escuela, vio en la calle un billete de $1000 dólares.
Aunque estaba emocionada por su hallazgo. Carolina sabía que no debía guardar el dinero, porque no era suyo. Lo llevó a la policía y ahí se enteró de que, según la ley del Estado de NY, el dinero sería suyo si nadie lo reclamaba al cabo de 30 días.
Cada día esperaba recibir un mensaje de la comisaría informando que el dueño había reclamado el dinero. Sin, embargo, pasaron los 30 días sin novedades, y Carolina, tras firmar algunos documentos, recibió los $1000 dólares.
Como sabemos, no hay muchas posibilidades de que alguno de nosotros encuentre una suma de dinero tan grande. Pero Dios nos ha prometido regalos o dones que valen mucho más que eso. Él es el dueño de la plata y del oro.
No debemos esperar que Dios nos dé solamente dinero, porque tenemos necesidades mayores. Él nos dará todo lo que es bueno para nosotros. Si es para la gloria de Dios y para nuestro bien que tengamos fondos para algo digno y noble, entonces recibiremos la cantidad necesaria. Necesitamos la paz y el valor para vivir alegremente a pesar de los problemas y dificultades que son parte de la vida.
PROMESA:
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena
obra. ( 2 Corintios 9:8)
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