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lunes, 14 de enero de 2013

Rescatado de nuevo

En 1525, Martín Lutero, el gran reformador protestante, ayudó a algunas monjas a escaparse de un convento. Una de estas monjas era Katharina Von Bora, quien más tarde fue su esposa.
Una mañana, Lutero estaba muy triste. Sus seguidores estaban siendo quemados en dos países; la gente a la cual predicaba tenía Biblias, pero parecía que no vivía conforme a la vida cristiana.
Ese día, después de que Lutero entró en su estudio, su esposa se vistió de negro y se dirigió hacia donde estaba su esposo. Cuando el abrió la puerta y la vio con sus vestiduras de luto, le preguntó:
-¿Se ha muerto alguien?
- Sí- le respondió ella.
-¿Quién?- preguntó Lutero un poco alarmado.
-!Dios!- le respondió Katharina.
Martín quedó muy sorprendido y le dijo:
-¿Qué quieres decir?
Y su esposa le respondió inmediatamente:
-Bueno, tú estas tan triste y desanimado que tengo la impresión de que Dios debe haber muerto, ya que parece que tú no confiaras en él.
Lutero sonrió y le dijo:
-Gracias, querida. Tú siempre era
eres mi buen ángel. !Dios no está muerto, y nunca debemos de olvidarlo!

PROMESA:
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Hebreos 10:23

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