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miércoles, 5 de septiembre de 2012

¿Sientes miedo de la verdad?

José se miró las manos y se sintió culpable al ver en ellas pedazos del florero favorito de su madre. La pelota con la que lo había roto yacía inmóvil a corta distancia. No había nadie más en la casa. Sintió ganas de echarse a correr para alejarse de la casa, para que su madre no lo encontrara allí cuando llegara.

Penso: " Le echaré la culpa al gato"

Su conciencia le sugirió que buscara otra idea más aceptable.
! Pégalos! Los pegaré y mamá no verá la diferencia ahora. ¿Pero qué pasará dentro de unos días?

Le pareció que lo mejor era dejar el florero quebrado en el suelo para que el gato apareciera como el autor de la fechoría.

José recordo:" el hombre valiente no siente miedo de la verdad ni de sus consecuencias". ¿Por qué había recordado en ese momento aquel dicho que su padre repetía con frecuencia?

Los reglamentos de la familia especificaban qué comportamientos eran aceptables y cuáles no lo eran. Cumple los reglamentos y no entrarás en problemas; desobedécelos... y pagarás por ello.

-¿Pagar por un florero como éste? ¿con qué? José palideció, se estremeció y sacudió la cabeza...

¿Qué habrías hecho tú si te hubieras encontrado en el lugar de Jose?


Cuando Jesús dijo: La verdad os libertará, hablaba de los que creían en él y practicaban sus enseñanzas.
Cuando José traicionó la confianza de su madre, quien  le había dicho que no debía jugar a la pelota en la sala de la casa, repentinamente se vio frente a nuevas y difíciles elecciones.

El pecado siempre plantea elecciones, y realizar las decisiones correctas todavía produce libertad eterna.
José, después de analizar las elecciones que tenía a su alcance, decidió confesar lo que había hecho. El y su mamá trataron de pegar los pedazos, pero el trabajo no resultó satisfactorio; de modo que hicieron un plan para que José pagara poco a poco lo que costaría comprar un florero nuevo. Aunque tuvo que gastar su dinero, José descubrió que decir la verdad le proporcionaba libertad: libertad del sentimiento de culpabilidad.

Reflexiona en este pensamiento bíblico:
"Conoceréis la verdad, y la verdad os libertará"
(Juan 8:32)

martes, 4 de septiembre de 2012

¿Existe la solución a mis problemas?

Cuanta la historia de un granjero que fue al restaurante del pueblo y ofreció vender un millón de sapos. Al escuchar la oferta, el dueño del negocio, asombrado, preguntó:
-! Un millón! ¿Y dóndeconseguirá usted tantos sapos?
-En un pozo que hay cerca de mi casa- respondió el granjero-. Cuando cantan de noche, me vuelven loco.
Los dos hombres acordaron la entrega de quinientos sapos por semana, para comenzar.
Al cabo de unos días el granjero regresó al restaurante. Con rostro avergonzado, colocó sobre el mostrador dos sapitos tan escuálidos que cabían en la palma de su mano y todavía sobraba espacio.
-¿Y que pasó con el millón de sapos?- preguntó el dueño del restaurante.
-Pues, verá... Solamente había dos, !Pero hacían tanto ruido como un millón!

 
¿Te ha pasado algo similar? Donde hay apenas dos pequeños sapos, crees escuchar un millón.Quizás ahora mismo tengas problemas y piensas que no tienen solución.
Por eso te invito a reflexionar en este pensamiento: ¿No tienes acaso en el cielo a un Padre amante, que conoce la carga que oprime tu corazón en este mismo instante?
Cuando los problemas parezcan abrumarte, recuerda que nunca estás solo(a).
" Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga." Mateo 11:28-30



domingo, 2 de septiembre de 2012

Solo tienes que pedir


Tres hombres fueron capturados mientras intentaban robar en el palacio del rey.  Según lo establecía la ley, los ladrones debían ser desterrados pero rogaron que se les diera un mes para arreglar sus asuntos antes de la ejecución de la pena.

-Petición concedida- respondió el rey-. Sólo tienen que pedir. La condición es que deben presentarse voluntariamente al finalizar el mes.

Uno de ellos, que era comerciante, se dedicó a arreglar sus cuentas. Otro, era hombre de familia, hizo obras de caridad. El tercero se dedicó a disfrutar de las bellezas naturales. Cuando se cumplió el mes, los tres ladrones se presentaron ante el rey.

-¿Tienen algún deseo final?- inquirió el rey-. Solo tienen que pedir.

El comerciante ofreció al rey una gran suma de dinero si lo perdonaba. Pero su oferta ofendió al rey; y fue condenado. Luego compareció el hombre de familia, quien informó que se había dedicado a hacer obras de caridad. Pero el rey le dijo que el perdón no se podía obtener por las buenas obras, por lo que también fue condenado.

Entonces llegó el turno al tercer hombre.Y exclamó: Oh su Majestad- estoy arrepentido. Le ruego que me perdone.Y respondiendo el rey dijo: Petición concedida- Solo tienes que pedir.

Radiante de felicidad, el hombre se aventuró aún más. Su Majestad, no quiero abusar de su bondad, pero deseo vivir en su palacio. Petición concedida- respondió nuevamente el rey-. Solo tienes que pedir.

El hombre siguió: disculpe  rey por mi atrevimiento, pero ¿podría adoptarme como uno de sus hijos?. Petición concedida. Solo tienes que pedir…
 

A veces nos olvidamos que tenemos como Padre a un Dios generoso y amoroso que abunda en bendiciones para con todos sus hijos. Por lo tanto ¿has pecado? Solo tienes que pedir. ¿Estás enfrentando problemas que te quitan la paz? Sólo tienes que pedir. El Rey del universo anhela ayudarte y tiene suficientes recursos para hacerlo. ¿Qué esperas para llevarle tus cargas? Recuerda: solo tienes que pedir.
Lucas 11:9,10"Por eso os digo: Pedid, y se os dará. Buscad, y hallaréis.   Llamad, y os abrirán.Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abren."